En el vasto mundo de las instalaciones eléctricas, comprender las diferencias entre baja, media y alta tensión es esencial. Estos términos no solo se refieren al voltaje de un circuito eléctrico, sino que también delinean cómo se transporta y distribuye la electricidad en diversas etapas del proceso.
Antes de sumergirnos en las diferencias, es fundamental comprender que la tensión o voltaje se mide en voltios o kV. Esta unidad de medida rinde homenaje a Alessandro Volta, el físico e inventor de la primera batería.
Las instalaciones de alta tensión se especializan en el transporte eficiente de electricidad a largas distancias, de una central generadora a un centro de distribución.
Aumentar la tensión permite reducir la intensidad, minimizando las pérdidas de energía por calentamiento de los cables. Por razones de seguridad, los cables de alta tensión suelen ubicarse en torres eléctricas o enterrados, evitando zonas urbanas.
La electricidad, después de viajar desde la generación hasta el consumo, pasa por subestaciones que transforman la alta tensión en media tensión.
Estas instalaciones distribuyen la electricidad a barrios, pueblos y ciudades. En términos de seguridad, las líneas de media tensión suelen estar enterradas. En España, las instalaciones de media y alta tensión comparten regulaciones.
Desde las centrales transformadoras hasta los puntos de consumo, la electricidad se distribuye a hogares y establecimientos mediante instalaciones de baja tensión.
Estas son predominantemente utilizadas en aparatos eléctricos, siendo menos peligrosas que las de alta y media tensión. Protegidas por cuadros diferenciales e interruptores, las instalaciones de baja tensión requieren la experiencia de profesionales autorizados.
Comprender las diferencias entre baja, media y alta tensión es clave para asegurar un flujo eficiente y seguro de electricidad desde su generación hasta su consumo.
En Opyce, estamos aquí para proporcionar la orientación y profesionalismo necesarios en cada etapa de este viaje eléctrico 938 600 733.